Filtrados (a propósito de los audios de Angelici)

Filtrados (a propósito de los audios de Angelici)

Por Martín Becerra (@aracalacana)

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Descargo inicial: como «socio adherente» de Boca Juniors, el autor de la nota es damnificado por la gestión del presidente Daniel Angelici y las líneas siguientes pueden observase por “conflicto de interés”.

Si a la declaración de muerte del programa Fútbol para Todos (FpT) le faltaba algo, además de una autopsia caótica y tan prolongada que hoy opera sobre un cuerpo putrefacto al que todavía no se le expidió el certificado formal de defunción, es una seguidilla de desórdenes burocráticos, económicos y políticos que van configurando una tormenta perfecta.

La incertidumbre sobre su sucesión de FpT, la anómica situación institucional de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), la confusa intervención gubernamental en las internas e intrigas entre dirigentes y en la promesa de negocios con cadenas estadounidenses y argentinas para la comercialización de los derechos de televisación a través del pay per view, y el ultimátum que representan las elecciones nacionales de medio término este año, fueron coronados anoche con otro problema: la difusión de audios en los que se documenta el tráfico de influencias por parte del presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, con autoridades de la AFA (algunas de las cuales, a la postre, ocupan posiciones en el sistema judicial). Esta filtración puede descolocar todavía más el panorama en una escalada que perturba la búsqueda de salidas.

En una conferencia de prensa este mediodía, Angelici aclaró que los audios fueron obtenidos legalmente en 2015 por el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción Nº 5, a cargo de Manuel de Campos, en una causa por la violencia en el fútbol que investiga la conexión de la dirigencia con las barras bravas.

Los audios habían sido difundidos anoche a través del programa «No Todo Pasa», de la señal TyC Sports (50% del Grupo Clarín y 50% de Torneos). Es posible que, de tan ajustado a la percepción generalizada en la Argentina sobre la dirigencia del fútbol y sus nexos orgánicos con la política y los negocios (percepción que, como toda generalización, es injusta con muchos dirigentes), el contenido del audio no sorprenda.

La filtración (no la divulgación en un medio, sino la violación de su cadena de custodia) de las comprometedoras conversaciones de Angelici constituye un delito que amerita ser investigado. Y, aún cuando el presidente de Boca sea responsable de tráfico de influencias o de otros delitos, en este caso se violó su derecho a la privacidad.

El Poder Judicial tiene, como revelan los audios, muchos puntos de contacto con la dirigencia del fútbol argentino y con los partidos políticos mayoritarios, por lo que la pendiente investigación sobre la filtración, en principio, enfrentará obstáculos evidentes.

Estos audios se suman a una ola de filtraciones que involucran a dirigentes políticos (en el caso de Angelici, ligado a Mauricio Macri, a quien reconoce como “su jefe político”; en el caso del ex titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Oscar Parrilli, a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner) y que vuelven a colocar el descontrol de los servicios de inteligencia en la agenda de deudas en la construcción de la democracia en el país. La existencia de un mercado negro de almacenamiento y compra-venta de filtraciones, además, produce pavor (nadie está exento de ser víctima de grabaciones ilegales, o, en el caso de ser sujeto de escuchas autorizadas, de que ese material sea difundido ilegalmente) e impunidad, dado que las continuas filtraciones no traen consecuencias a sus responsables.

Es cierto que la evolución de las tecnologías facilita la captura de conversaciones orales y escritas, que no hace falta ya un cuerpo profesional de la “inteligencia” estatal o privada para intervenir comunicaciones. La digitalización de todos los contenidos capturados permite su almacenamiento y el procesamiento del material mediante palabras clave, lo que asegura una gestión más eficaz de esos contenidos. Pero la acumulación de grandes volúmenes de información y su dosificación organizada conducen a organizaciones con capacidad logística. En este contexto, el problema irresuelto de la sujeción de los servicios de inteligencia a normas de convivencia democráticas (lo que supone amplios control y auditoría sobre su funcionamiento) es un agravante mayúsculo.

Más allá del personaje en sí, la difusión de los audios de Angelici fue acompañada por rumores y especulaciones, consecuencias lógicas de la falta de certezas. Las hipótesis sobre el festival de escuchas se suceden sin pausa: ¿se trata de la anomia en la conducción del fútbol (hay que recordar al respecto los audios del ex mandamás de la AFA, Julio Grondona); es fruto de internas ensuciadas por carpetazos y golpes bajos; expresa una nueva forma de hacer negocios? Asimismo, ¿es casual que la señal que difundió la filtración pertenezca a uno de los grupos que pujan x el negocio de la televisación del fútbol como Clarín y a la empresa más salpicada por el #Fifagate en la región, como Torneos?; ¿La filtración busca disciplinar a Angelici, quien -hasta ahora- juega de rebelde en el consenso de los clubes de Primera División?; ¿Responderá Angelici, operador del presidente Macri en el Poder Judicial, con la misma moneda a estas filtraciones?; ¿Será 2017 una competencia de filtraciones? ¿Cuáles son los más habituales abastecedores de las filtraciones?; ¿Qué circuito recorren después?

Algunas de estas preguntas sólo pueden responderse a través de una investigación (administrativa, judicial, periodística). Otras encuentran aproximaciones lógicas: es difícil que las filtraciones se detengan en un sistema sin confianza en la justicia, lo que amplía el incentivo de los actuales damnificados por la divulgación de las escuchas para hallar una reparación por sus propios medios. Con la erosionada legitimidad del Poder Judicial, no faltará quien desempolve como alternativa la ley del talión. Y con la baulera del fútbol argentino repleta de trapos sucios y un cadáver por el que nadie quiere responder, nuevas filtraciones sucederán a las presentes.

PD: el miércoles 8/2 la Corte Suprema de Justicia pidió informes a la Oficina de Captación de Comunicaciones debido a las filtraciones http://www.cij.gov.ar/nota-24747-La-Corte-pide-informe-a-la-Oficina-de-Captaci-n-de-Comunicaciones-ante-la-difusi-n-de-audio-de-una-intervenci-n-telef-nica.html

2 Comments

  1. Son filtraciones de criminales. No de santos. La gente tiene derecho a saber quién es quién. Assange y Snowden, los Panamá Papers, todos violaron la ley? O los otros la violan a diario pero es mejor cuidar a los indecentes y mantenerlo es secreto? Macri apradinó siempre a Angelici. La Corpo apoya a Macri y filtran la corrupción en Boca? Los periodistas deportivos decían hoy que es una práctica habitual en el fútbol. Como los barra bravas o el gas pimienta, que nadie explicó nunca cómo llegó a los ojos de los jugadores de River. Si la corrupción en el fútbol, la violencia en las canchas, el caos moral de la AFA y de la FIFA, es tan sabido, por qué los hinchas no dejan de ver fútbol o de escucharlo para no hacerles el negocio? No lo hacen. No piensan. Sienten. Y con la emoción no se puede argumentar. Aunque sea un rasgo absolutamente humano. Entonces, somos éticos y racionales o somos emocionales y cómplices? That is the question.

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    1. Los casos Snowden o Assange son diferentes entre sí y muy distintos a estos: viola la ley quien rompe la cadena de custodia de comunicaciones realizadas legalmente por un Juzgado (ignoro si fueron personas del Juzgado o no). Las comunicaciones que divulgó Snowden fueron maculadas desde su origen (en su mayor parte, espionaje ilícito e ilegal). Los criminales tienen derechos y, antes de calificarlos como tales, deben ser sometidos a juicio en el que se garantice el debido proceso.
      En cuanto a la violencia de TODAS las barras bravas (no la de Boca únicamente: las víctimas fatales no distinguen banderías), por supuesto merecen investigación y justicia. Y por supuesto eso, en la Argentina, hace décadas que es una deuda.
      Por último, las razones por las que sigue habiendo simpatizantes del fútbol (o votantes de opciones que fueron o son corresponsables directos e indirectos de muertes o pobreza extrema), son variadas, complejas, no automáticas y su racionalidad inspira investigaciones en todo el mundo. A mí también es un tema que me intriga y apasiona.

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