Publicado en Letra P el 12/06/2019
Concentración y convergencia: lecciones de México para Argentina
por Martín Becerra
Mientras en México América Móvil promueve la separación funcional de Televisa dentro de un ambicioso paquete de medidas destinadas a disminuir la concentración en el sector audiovisual, en la Argentina se consolida el dominio de un mega grupo infocomunicacional con el auspicio oficial.
En una demostración palmaria de que el escenario de convergencia tecnológica, económica, social y regulatoria tiene a la concentración excesiva como uno de los principales obstáculos para garantizar accesos y servicios en condiciones no discriminatorias ni abusivas, el gigante de las telecomunicaciones, América Móvil (cuyo principal socio es Carlos Slim) le propuso al regulador sectorial mexicano, el Instituto Federal de las Telecomunicaciones (IFT), una serie de medidas de gran calado destinadas a atenuar la preponderancia del gigante del audiovisual, Televisa (cuya accionista principal es la familia Azcárraga).
Las medidas propuestas por América Móvil para Televisa son una adaptación al mercado audiovisual (en particular, a la tv abierta y de pago, que es donde Televisa tiene poder significativo) de las que debe cumplir América Móvil en el campo de las telecomunicaciones. En particular, destaca Observacom, se trata de obligaciones para compartir infraestructura activa y pasiva para la emisión y retransmisión de señales; modificar las condiciones de must offer (obligación de oferta de señales); imponer restricciones asimétricas a los espacios publicitarios que pueden ser comercializados por Grupo Televisa; establecer la comercialización desagregada de contenidos y evitar la paquetización; publicar públicamente ofertas de referencia en la comercialización de espacios publicitarios; someterse a una medición oficial de las audiencias y ratings por parte del IFT para inyectar transparencia en un segmento particularmente opaco en toda América Latina; eliminar el sistema de estrellas exclusivas de Televisa; desinvertir en la plataforma de tv satelital Sky y separarse funcionalmente en distintas unidades de negocios.
En las últimas décadas, el mercado mexicano estuvo dividido por un cuasi monopolio en telecomunicaciones (América Móvil que, en el último lustro, registra crecientes niveles de competencia por parte de AT&T) y por un duopolio en televisión (Televisa y TV Azteca, siendo la primera cadena mucho más fuerte que la segunda). La convergencia fue complicando las cosas: los servicios y plataformas pueden utilizar distintas redes para su transporte y ninguno de los dos colosos quiere ceder posiciones en una carrera que -intuyen- es a matar o morir. México realizó una profunda reforma regulatoria de las telecomunicaciones y el audiovisual a partir de 2013 y, no sin controversias ni dificultades, el camino recorrido ha sido fértil.
En esa senda, América Móvil, al profundizar su rivalidad con Televisa, procura evitar que la contención a su crecimiento dispuesta por el IFT sea aprovechada por Televisa para expandirse aún más y llama la atención con este paquete de medidas que llega a proponer hasta la separación funcional de Televisa en cumplimiento de disposiciones del IFT de 2017 que no fueron satisfechas por los Azcárraga, según el conglomerado de Slim.
Este ambicioso programa es, a la vez, uno de los más agresivos de los que se han propuesto para moderar la concentración indebida de uno de los mercados que sigue siendo clave en la producción de contenidos masivos, a pesar de la difusión de redes digitales, como es la tv (abierta y de pago) en América Latina. Basta compararlo con la mucho más modesta regulación que había sido aprobada en la Argentina por el Congreso a través de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009 (declarada constitucional por la Corte Suprema de Justicia en 2013), cuyos artículos relativos a la concentración el presidente Mauricio Macri derogó prometiendo modernizar el sector a través de una nueva ley integral, convergente, que su administración jamás llegó a redactar. En cambio, la gestión Macri amagó con ampliar el número limitado de compañías en telecomunicaciones para, finalmente, impulsar su mayor contracción a través de la megafusión Cablevisión-Telecom, protagonizada por los accionistas del Grupo Clarín.
Los niveles de dominación de los mercados convergentes infocomunicacionales que alcanzó Cablevisión-Telecom en la Argentina vuelven impracticable la jugada que ensaya América Móvil en México. En efecto, mientras en México el regulador (IFT) es independiente del gobierno, su integración cuenta con mecanismos de selección por concurso para asegurar la competencia técnica de sus directivos y procuran evitar la captura por parte de los regulados, en la Argentina los dos órganos que avalaron la fusión Cablevisión-Telecom (el ente gubernamental ENaCom y la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia) están subordinados completamente al Poder Ejecutivo, tanto que el decreto con el que Macri concibió al ENaCom dice, textualmente, que puede remover «sin expresión de causa» a todos los integrantes de un directorio donde, desde el vamos, designa a cuatro de sus siete miembros. La sumisión política al presidente importa más que los conocimientos de sus directivos, como ilustra la más reciente designación en el Directorio de ENaCom de Oscar Zabalaga, cuyo curriculum exhibe nula relación con los medios audiovisuales y las comunicaciones; en cambio, fue un fiel empleado de Macri en Autopistas del Sol durante 25 años. Toda una metáfora de la meritocracia en clave Cambiemos.
Pero, además de esta importante diferencia con México, en la Argentina Cablevisión-Telecom no tiene un rival como América Móvil con Televisa (o viceversa), puesto que a la hora de respaldar la concentración, el gobierno a través del ENaCom y la CNDC evitaron, expresamente, evaluar la ventaja competitiva que tendría la fusionada en toda la cadena de valor infocomunicacional (desde que era el único conglomerado a nivel nacional con acceso y -progresivamente- permiso para explotar todos los servicios fijos y móviles incluso con una porción de espectro superior a la establecida, pasando por la producción de contenidos, su exclusivización, la paquetización de señales, la discriminación de contenidos de interés relevante y la resistencia a cumplir la ley en la inclusión de señales públicas y privadas a su plataforma de tv paga, los precios mayoristas y minoristas en redes troncales y conexiones domiciliarias, entre otras).
La recesión económica, la deuda contraída en dólares y la proyección de un futuro de ajuste es lo único que ralentiza la expansión de Cablevisión-Telecom y que expresa la paradoja de la economía macrista para Clarín, que retribuyó los favores recibidos apoyando el mandato de Macri en un ejercicio obsesivo de oponerse a la oposición, pero que al basar su actividad en el mercado interno es perjudicado por los resultados de la gestión económica oficial.
El modelo regulatorio elegido por México tiene como objetivo central evitar la distorsión del mercado que supone la concentración excesiva a partir del poder significativo de un actor o de unos pocos actores. Esa meta, que también figura en el artículo 42 de la Constitución Argentina, no tiene representación en la política pública de los últimos años.