El consumo de cultura vira a lo digital

Publicado en Colsecor Revista, diciembre de 2018.

Consumos culturales: de lo analógico a lo digital

por Martín Becerra (@aracalacana)

El Estado argentino organizó una Encuesta Nacional de Consumos Culturales en 2013 y otra en 2017. La comparación entre ambas exhibe la transformación profunda del sector de la información, la comunicación y la cultura que acompaña los cambios tecnológicos y regulatorios del último lustro.

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Uno de los tópicos de los estudios sobre tecnología y sociedad es el que le asigna un carácter determinante a la tecnología como percutora de los cambios en los hábitos de la cultura y los usos y costumbres de la sociedad. Aunque los términos de esa relación dependen siempre de condiciones sociohistóricas específicas, el reciente procesamiento de la Encuesta Nacional de Consumos Culturales de la Argentina aporta datos de gran interés para mejorar su comprensión.

Uno de los hallazgos de la encuesta, que se hizo antes en 2013 y que ahora procesó los datos de la más reciente, de 2017, es que si mientras que en 2013 tener acceso a Internet equivalía a conexión domiciliaria y una PC, en 2017 la población se conecta mayormente a través de dispositivos móviles. “En 2013 apenas un 9% de la población se conectaba a Internet principalmente a través del celular, mientras que en 2017 más del 70% se conectó todos los días vía smartphone”, informa la Secretaría de Cultura, responsable del estudio.

Este cambio, en el que habitan mutaciones de usos y consumos culturales, informativos y comunicacionales en el último lustro, fue posibilitado por la mayor cobertura de la conectividad móvil y ello fue posible gracias a la licitación de las frecuencias de 4G realizada en 2014, que comenzó efectivamente a diseminar las nuevas redes en 2015 y que hoy, a fines de 2018, tiene una extensión territorial limitada a las grandes ciudades del país (donde aún hay grandes corredores y regiones donde el 3G es un servicio escaso). Por lo tanto, los impactos de los hábitos de la ciudadanía son aún moderados frente a la tendencia que tendrán cuando, con el paso de los años, la conectividad fija y móvil mejore.

 

Gasto cultural digital y analogico 2013 2017

La creciente portabilidad de las comunicaciones y la prevalencia de dispositivos pequeños y móviles para el uso y consumo de servicios de entretenimiento, información y comunicación en franjas cada vez más amplias de la sociedad, explican en parte el progresivo cambio de formatos de las industrias culturales hacia unidades de contenidos cada vez más cortas o breves, con la consecuente exigencia de mayor condensación, velocidad y agilidad por parte del público hacia los proveedores de textos, imágenes y sonidos. Por supuesto, son los más jóvenes, los más urbanos y los de mayor poder adquisitivo los grupos sociales e individuos que protagonizan esta tendencia, mientras que en otros segmentos de la población la mutación es algo más lenta.

De todos modos, el panorama que traza la encuesta nacional abarca al conjunto y ese panorama es el sustrato de base de la convergencia corporativa y tecnológica de las industrias infocomunicacionales en el mundo entero y que induce –en algunos países de modo más explícito que en otros- cambios regulatorios y decisiones de política estatal para allanar los cruces entre actividades como las telecomunicaciones, el sector audiovisual, Internet (fija y móvil) y la gráfica.

Los negocios asociados a las actividades de la comunicación también cambian con el pasaje de la (mala) conectividad fija a la (aún deficiente) conectividad móvil: el gasto cultural por hogar, hace cinco años destinado a consumos analógicos en un 63%, es cada vez más acaparado por servicios de conectividad sobre los que se accede a servicios, aplicaciones y plataformas cuyos contenidos relevan o complementan –según el caso- crecientemente los tradicionales. En 2017 el gasto anual de consumos culturales se repartía en partes iguales entre analógicos y digitales.

La inversión estatal en la red de fibra óptica y los desarrollos de cooperativas y empresas del sector dialogan, pues, con necesidades cambiantes de información, comunicación y cultura de la sociedad que, como refleja la encuesta de consumos culturales, presenta nuevos atributos en su conversión como sociedad informacional.

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